La transformación en el panorama energético argentino ha sido notable en los últimos años, especialmente con el ascenso meteórico de Vaca Muerta como un jugador central en este cambio. En apenas una década, esta cuenca ha pasado de ser una promesa a una realidad palpable, contribuyendo de manera significativa al suministro energético del país.
En julio, se conmemorará el 11º aniversario desde que YPF y Chevron firmaron el primer contrato de inversión en Vaca Muerta, marcando el inicio de la producción no convencional de petróleo y gas en la región. Este hito histórico ha llevado a que la producción no convencional represente ahora el 51% del total de extracción de petróleo en Argentina.
En diciembre pasado, la producción diaria de petróleo alcanzó los 693.000 barriles, con 352.000 barriles provenientes de la producción no convencional. Este aumento anual del 27,2% ha compensado la disminución en la producción convencional, que cayó un 3,6% a 341.000 barriles.
Vaca Muerta, junto con la cuenca del Golfo de San Jorge, explica el 66% de la producción total de petróleo, con la producción no convencional jugando un papel cada vez más relevante en el panorama energético del país. Esta expansión ha llevado a importantes inversiones en infraestructura para adaptar las refinerías al petróleo más liviano de Vaca Muerta, conocido como Medanito.
Además, se han realizado inversiones significativas en oleoductos y gasoductos para permitir el transporte eficiente de la producción. En el ámbito del gas, Vaca Muerta también ha tenido un impacto notable, representando el 58% del total de la producción de gas en diciembre pasado.
Este aumento en la producción de petróleo y gas ha llevado a que se espere que el sector energético tenga una balanza comercial positiva este año, algo que no se veía desde 2009. Para continuar con este crecimiento y aprovechar plenamente el potencial de Vaca Muerta, se necesitan inversiones continuas en infraestructura y un entorno económico estable que fomente la inversión sostenible en el sector.
Sin embargo, con el potencial que ofrece esta región, existe la posibilidad real de alcanzar una producción diaria de un millón de barriles en el futuro cercano. El futuro de la producción energética en Argentina está intrínsecamente ligado al desarrollo continuo de Vaca Muerta y a la creación de un entorno propicio para la inversión y el crecimiento sostenible en el sector.